martes, 15 de junio de 2010

El cuento de los autobuses de Jerez

Erase una vez dos empresas: una se llamaba Cojetusa y la otra Linesur.
Eran muy traviesas y siempre querían los juguetes de la otra. Que si ahora Estella es mía que si luego te quito a Jerez...
Un día la señorita de la guardería dijo a Cojetusa y Linesur que ya no había dinerito para más muñecas. La notivcia provocó un gran estruendo en la guardería hasta el punto de que las dos empresitas, una mayor que otra, tuvieron que llamar a sus mamás.
La mami de Cojetusa dijo que no le daba más dinerito y que dejara de una vez las dichosas muñequitas. Es más dijo que seestaba pensado cambiarla de guardería.
¡Qué horror, qué desastre! La mamaíta de Linesur al enterarse de la noticia por boca de la seño quiso ponerse en contacto con sus amigos para que le prestarán el suficiente dinero para las muñecas que su hijita Linesur tendría en la guardería.
Lo cierto es que las muñecas estaban lisiadas: o les faltaba un ojo, o un brazo, o no tenías ropita,... En fin un auténtico desastre.
La mamaíta de Linesur no encontro dinerito y la mamá de Cojetusa se lo pensó dos veces. Pero ambas hijas seguían erre que erre porque sus mamás no tenían dinerito ni par pipas.
Al final, la seño no pudo hacer nada y un buen día las dos madres salieron aterrorizadas de la guarde con sus niñas y sus muñecas. Cojetusa y Linesur no se volvieron a ver y nadie supo jamás si fueron felices o atropellaron alguna perdiz.
Pero los pobre ácaros que utilizaban las muñecas para ir de allá para acá se quedaron los pobres sin medio de locomoción y sin poder provocar alergia a ninguna seño.

Post data: ¡qué pena de nosotros, pobres ácaros, en medio de tanta inmensidad!

2 comentarios: