He llevado unas cuantas semanas con una foto acuática en la cabecera de este blog. Ese pequeño tesoro tiene ahora siete años y es lo que realmente merece la pena.
No hay luchas, discrepancias o enfrentamientos que merezcan la pena por muy altos que sean sus motivos, si al fondo no se encuentra ella. Los hijos son nuestra vida y por ellos vivimos.
Somos capaces de dejarlos todo con tal de que no les falte de nada, por ellos callamos el dolor con una sonrisa y dejamos aparcados problemas a dos manzanas de casa.
Las cosas que merecen la pena, están siempre muy cerca de nuestros hijos.
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